EL RETO
Se calcula que para el año 2050, cerca del 80% de la población mundial vivirá en zonas urbanas y la población total del mundo aumentará en 3.000 millones de personas. En función de la evolución del rendimiento por hectárea, se necesitará una gran cantidad de tierra.
Las condiciones climáticas erráticas han colocado a los agricultores en una situación de vulnerabilidad frente a las catástrofes naturales extremas, como la sequía, las inundaciones, las plagas, los depredadores y los suelos intoxicados químicamente o sin nutrientes. Estas condiciones comprometen incluso a la especie de semilla más resistente, afectando a la calidad de la cosecha y a su eventual rendimiento. La incubación es necesaria para preservar los alimentos y mantener la demanda, mientras se corrigen los errores del pasado.
Sostener nuestro medio ambiente no implica volver a la época de las cavernas. La calidad de vida puede mejorar significativamente con estrategias tecnológicas simples, rentables y ecológicas de vanguardia. Es una cuestión de compasión respaldada por la innovación.
La ventaja de los cultivos ecológicos en interiores es que permiten obtener más productos gracias al crecimiento tridimensional en superficies más pequeñas, en lugar de las explotaciones convencionales en 2D al aire libre. Por lo tanto, se necesitará menos tierra para satisfacer la creciente demanda de alimentos en las zonas urbanas y nuestros ecosistemas podrán preservarse a pesar del crecimiento de la sociedad.
Cultivar en interiores de forma natural (sin productos químicos nocivos) produce una cosecha orgánica y descarta la dependencia del agricultor de unas condiciones climáticas "favorables". Ya sean heladas, inundaciones, sequías o incluso meses prolongados de oscuridad, como ocurre en ciertos lugares, los cultivos siguen estando protegidos. Si el suelo está intoxicado por sustancias químicas nocivas o agotado en exceso de nutrientes, un sistema RoofWall incubará los cultivos de esas bajas, mientras la tierra se regenera y restaura. Es un sistema de respaldo para que los agricultores protejan su medio de vida.
El sistema está diseñado para adaptarse a las zonas urbanas y rurales. Los edificios existentes pueden ser impermeabilizados para cumplir las normas de protección necesarias para que los cultivos prosperen. En los entornos urbanos, los productos están directamente a disposición de los consumidores y las pérdidas ocasionadas por el transporte y el almacenamiento se reducen considerablemente. Ello contribuye al concepto de alimentos de "kilómetro cero" y a la reducción de la huella de carbono.